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Las cartas de Amarna

Ubicada sobre la margen oriental del río Nilo, 58 km al sur de al-Minya, Tel el-Amarna es uno de los sitios más interesantes de Egipto, y esto ya es decir mucho. La antigua ciudad se combina con las villas modernas, y la historia se funde con el presente en un ambiente natural maravilloso. Se trata de un destino ideal para disfrutar de un lado poco explorado por el turismo, pero no por ello menos encantador y digno de visitarse.

Tel el-Amarna fue construida para ser la nueva capital egipcia, durante el reinado del faraón Akhenaten, un gobernante al que se atribuyen numerosas edificaciones dedicadas al culto solar. La religión impulsada por él se centraba en el dios Aten.

La construcción comenzó durante el cuarto año de su reinado, en 1364 a.C. aproximadamente, y duró 9 años. Sin embargo, dos años antes la ciudad fue nombrada capital y comenzó a funcionar como tal. Su antiguo nombre varía según los registros, pero la mayoría de las estimaciones coinciden en que fue Akhenaton, que significa “el horizonte de Aten”.

Abandonada tras la muerte del faraón, la capital se perdió en el tiempo y las siguientes noticias que tenemos de ellas pertenecen a los períodos romano y cristiano temprano, cuando fue ocupada brevemente.

Su redescubrimiento en 1887 se debe a un hecho afortunado y curioso: una serie de tablillas de arcilla –más de 300– con inscripciones cuneiformes fueron halladas por casualidad por una mujer que excavaba la tierra en busca de sebakh, materia orgánica descompuesta que se utiliza como fertilizante.

Las tablas se conocen hoy con el nombre de “cartas de Amarna”, y se sabe de ellas que son parte de la correspondencia diplomática mantenida entre miembros de la administración egipcia y sus representantes en las antiguas ciudades de Canaán y Amurru.

Si viajas a Egipto, los Templos de Akhenaton y la Tumba Real son lugares que no puedes dejar de visitar.