San Paul, el gran monasterio del mar Rojo
También conocido como el Monasterio de los Tigres, el Monasterio de San Pablo debe tal apodo al salvaje escenario que lo circunda. Ubicado en las montañosas tierras de la costa del mar Rojo, este conjunto del Desierto Oriental fue edificado en honor de San Pablo de Tebas, quien se alejó de la civilización para refugiarse en una cueva durante 85 años.
San Paul fue contemporáneo y amigo de San Antonio, cuyo monasterio se encuentra separado del suyo por una corta distancia. Nació en el seno de una familia adinerada en el año 228, pero sus padres murieron durante la persecución cristiana cuando tenía sólo 16 años, y así su vida dio un vuelco decisorio.
Pablo renunció a su herencia y decidió dedicar su existencia a dios, internándose en el desierto egipcio hasta su muerte a los ciento trece años de edad. Vestido con una túnica de hojas de palma y confinado a una cueva como única protección, dice la historia que un cuervo llegaba cada día hasta allí con un trozo de pan, que era todo su alimento. Hoy se lo conoce como el primer ermitaño.
La cueva en la que San Paul pasó sus días se convirtió en la iglesia subterránea del monasterio. Allí permanecen sus restos, tres metros más abajo que el nivel del suelo sobre el que se edificaron los demás monumentos. Data aproximadamente del siglo V, y aún en nuestros días es una magnífica muestra de arquitectura. Las pinturas de los muros, sin embargo, pertenecen a restauraciones posteriores, aunque no por ello son menos hermosas.
El conjunto se completa con otras dos iglesias –la Iglesia de San Mercurio y la Iglesia de San Miguel– y una torre que se eleva majestuosa sobre el resto de las edificaciones. Se encuentra junto a la Iglesia de San Pablo ermitaño, y es el símbolo de la resistencia de los monjes contra los ataques beduinos.
Foto Vía: Picasa web albums

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