La diosa Bastet y los gatos en el Antiguo Egipto

Diosa Bastet

Cuenta una leyenda que los egipcios perdieron la ciudad de Pelusio (hoy Puerto Saíd) ante los persas porque sostuvieron gatos frente a sus escudos, sabiendo muy bien que los egipcios eran incapaces de lastimar a este animal sagrado. Esto demuestra que quien gana una batalla no es el que tiene las mejores armas, sino la mejor información. Pero además nos da otro ejemplo del respeto que los antiguos egipcios tenían para con los gatos. Si se han preguntado el por qué, la respuesta está en la diosa Bastet.

También llamada Bast, esta diosa era la encargada de proteger los hogares y otorgar armonía y felicidad. Representaba la alegría y su forma era la de un gato doméstico, a quienes los egipcios consideraban eran manifestaciones de esta tan adorada diosa. A veces también se la mostraba como una mujer con cabeza de gato, un tocado, un collar en su cuello y un pendiente de oro, y cargando un instrumento musical, ya que se creía que disfrutaba mucho ver a los mortales tocando música y bailando en su honor, expresando la dicha de vivir.

Decían que era Bastet hija de Ra o Atum, y su madre podía ser Hathor o a Tefnut, pero sabemos que las paternidades nunca fueron muy claras en la mitologia. A veces forma tríada con Atum o Mahes «El León de Mirada Feroz» como esposos, y con Horhekenu como hijo. Aunque su culto se remonta al Imperio Antiguo, cuando se creía que era la madre del faraón, a quien le brindaba su ayuda y protección, se volvió más popular con el tiempo y se ganó menciones en los Textos de las Pirámides y el Libro de los Muertos.

Bastet también era la protectora de las embarazadas y los nacimientos, y se encargaba de mantener alejada a las enfermedades y los malos espíritus. Sin embargo, tal como el gato que la representa, era algo impredecible, y a pesar de ser una diosa pacífica, cuando Bastet se enfadaba, se liberaba la fiera que llevaba dentro y su ira podía llegar a ser feroz. En su aspecto guerrero, era una leona de piel color verde, asociándose a la luz del sol.

En su honor se construyó la ciudad de Bubastis (hoy Zagazig) y desde allí proceden los cientos de gatos momificados que conocemos hoy. Los gatos eran criados en los templos dedicados a Bastet, y al morir, eran momificados enterrándolos en tumbas específicas para ellos. Podemos encontrar necrópolis felinas en Bubastis, Saqqara, Tanis, Beni Hassan y Tebas.

Dentro de los ritos dedicados a Bastet, estaba la “La Fiesta de la Embriaguez” en Bubastis, donde se bebía y bailaba en su honor, lo que evitaba que la diosa se volviera una leona enfurecida y tomara represalias.

Foto vía: kirkstarr.vox y picasaweb

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Categorias: Mitologia egipcia




Comentarios (6)

  1. Déborah dice:

    Hermoso muy Lindoo me encanta esto