La leyenda de Bata y Anubis

Bata y Anubis

Cuenta la leyenda que Anubis, tras contraer matrimonio, comenzó a vivir con su nueva esposa y con Bata, su hermano menor, quien habitaba la morada de Anubis a modo de invitado.  Los tres cooperaban en las tareas cotidianas, tanto en el cuidado de los animales como de las cosechas. Pese a su condición de huésped, Bata era servicial y no precisaba de lujos ni comodidades, e incluso dormía en una pequeña cabaña junto al ganado.

Un aciago día, mientras ambos hermanos sembraban el campo, Anubis pidió a Bata que se acercase a buscar más semillas para plantar. El hermano menor llegó a casa y pidió las semillas a la esposa de Anubis, quien respondió con desdén que las buscase él mismo en el granero, así que Bata sin más se dirigió a por ellas. En el momento en que el joven entró en el granero la esposa de Anubis, que le había seguido, comenzó a deshacerse en halagos por Bata, y finalmente le propuso acostarse con ella prometiendo que Anubis nunca se enteraría. Leal a sus anfitriones, Bata declinó la invitación y pidió a la mujer que no le volviese a pedir nada parecido, tras lo cual tomó las semillas y regresó al campo.

La esposa de Anubis, despechada, tomó grasa para provocarse el vómito y se propinó varios golpes, y así la encontraron ambos hermanos a su vuelta del trabajo. Anubis, al escuchar a su mujer relatar cómo su propio hermano la había tomado por la fuerza, empuñó un cuchillo y se dispuso a matar a Bata, quien emprendió una rápida y precipitada huida.

Las plegarias de Bata al dios Ra obtuvieron su resultado, y el dios del Sol creó un inmenso lago rebosante de cocodrilos entre ambos, para que no pudiesen alcanzarse. El propio Ra hizo de juez entre Anubis y Bata, dando a éste último la oportunidad de contar lo sucedido.

Como Anubis no le creía, Bata decidió que se marcharía al Valle de los Cedros, donde se extraería el corazón y lo depositaría sobra una flor, a la espera del perdón de su hermano mayor. Pero si en algún momento el árbol era cortado, Bata moriría y la señal de ello sería una jarra de cerveza rebosada, a no ser que Anubis tomase la flor y la sumergiese en agua fresca para resucitarle.

Mientras Anubis regresaba a su hogar y tomaba venganza asesinando a su esposa, Bata fue recompensado por los nueve dioses de Pesedyet, quienes modelaron para él a la más hermosa de las mujeres. Pero esta mujer era intensamente deseada por el Faraón, quien al conocer el secreto de Bata mandó cortar el cedro que mantenía su corazón, provocando su fallecimiento instantáneo, y así pudo quedarse con la hermosa viuda.

Ese mismo día, Anubis pidió una jarra de cerveza que, en su presencia se desbordó, entonces supo que la vida de su hermano había terminado y decidió marchar al Valle de los Cedro en su busca. Al recordar las palabras de Bata, se puso a buscar su corazón durante varios años hasta que finalmente lo encontró y lo sumergió en agua fresca, devolviendo la vida a su hermano menor.

La venganza de Bata por la traición de su esposa no se hizo esperar, y se presentó junto con Anubis en el palacio del faraón transformado en un gran toro, que fue vendido por una importante suma que Anubis se llevó a casa. Una vez que estuvo cerca de su antigua esposa y aun en la forma de un toro, Bata le dijo que no estaba muerto. El faraón mandó matar al toro, y de su sangre crecieron dos perseas, a través de las cuales Bata habló de nuevo y repitió su mensaje. El faraón ordenó cortar las perseas, y una de sus astillas se clavó en la carne de su favorita, dejándola embarazada.

Su hijo fue una nueva encarnación de Bata, quien al morir el faraón y ser coronado ordenó el ajusticiamiento de su madre, por su traición en el pasado. El menor de los hermanos reinó durante tres décadas, y Anubis fue nombrado su heredero legítimo en el trono.

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Foto vía: prophetess

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